Valugi, CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons

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Por Rodrigo Ochoa Fernández, del Servicio Científico Técnico de Proteómica del IACS

La mayoría de las veces, cuando oímos hablar de laboratorios, nos imaginamos laboratorios de análisis clínicos o laboratorios de investigación biomédica: búsqueda de nuevos fármacos o vacunas, biomarcadores para facilitar la detección precoz de ciertas enfermedades o nuevas dianas terapéuticas para la lucha contra el cáncer. Entre estas técnicas, todos hemos oído hablar de la secuenciación genética, que son las técnicas que analizan el ADN y las implicaciones que este tiene para la salud. Las técnicas de secuenciación genética, indudablemente han sido claves para esclarecer la relación entre determinados genes y ciertas enfermedades, ayudar al diagnóstico de estas, contribuir a la toma de decisiones gracias al consejo genético o asociar algunos perfiles genéticos con la respuesta a tratamientos concretos.

Pero en muchas otras ocasiones, estas técnicas, mayoritariamente utilizadas para las aplicaciones sanitarias o biomédicas que acabamos de enumerar, se usan en una vertiente más ligada con la historia, la arqueología y la antropología cultural. Estos usos, más desconocidos que las citadas aplicaciones biomédicas, se usan para descifrar misterios del pasado: reconstruir la historia natural a través de la paleogenómica y la paleoproteómica; conocer los parentescos que tienen unas especies actuales con otras extintas, saber más sobre las posibles causas de extinción de estas, reconstruir los orígenes de antiguos pueblos, ver sus interacciones con otras naciones, aprender sobre las enfermedades que asediaban a nuestros antepasados o conocer aspectos relacionados con su modo de vida, como la alimentación o los materiales que usaban para fabricar sus útiles y vestimenta.

Aplicadas a la historia humana, estas técnicas se han utilizado en desenterramientos de momias y otros restos óseos en antiguos monumentos funerarios, en iglesias o catedrales; desentrañar los lazos sanguíneos entre antiguas dinastías y grupos tribales o clanes; migraciones, movilidad intergrupal y estrategias para evitar la endogamia y favorecer la diversidad genética; la distancia a la que interaccionaban con otros grupos para entablar relaciones matrimoniales, alianzas o comerciar; conocer las causas de la muerte de personajes históricos y saber qué enfermedades eran las más comunes en cada época o las pandemias que asolaron cada época y el origen de estas.

Estas técnicas, junto con análisis químicos y estudios forenses, han permitido conocer más datos de cualquier periodo histórico desde la prehistoria o el Neolítico, pasando por la edad de los metales, primeras civilizaciones (Babilonia o Egipto), y por supuesto, épocas más recientes.

A continuación, veremos algunos de los hitos más importantes de cada época histórica de esta disciplina denominada bioarqueología:

Atapuerca:

En este singular yacimiento de Burgos, se han recuperado restos óseos desde épocas tan remotas como hace 800.000 años hasta hace 3.000 años. Gracias a técnicas de química analítica como la espectrometría de masas se ha podido reconstruir la dieta de sus habitantes a lo largo de los últimos milenios, permitiendo conocer cómo ha variado la alimentación a lo largo de la historia y asociarlo a periodos de abundancia o escasez de animales y plantas en función de las variaciones climáticas u otros factores como las influencias de otros pueblos.

Cueva El Sidrón:

En esta cueva asturiana se recuperaron a finales de los años 90 los restos óseos de trece Neandertales. En 2005 se publicaron los resultados de uno de los estudios genéticos más antiguos de esta especie. En dicho estudio, se analizaron las secuencias de ADN contenidas en las mitocondrias, unos pequeños orgánulos contenidos en todas nuestras células. Lo especial de estas secuencias, es que solo se transmiten por vía materna, lo que ha revelado a los investigadores la escasa variabilidad genética con que contaban en la época y las estrategias que usaban para mitigarla, como que en estas sociedades los machos solían permanecer en el grupo de nacimiento y las hembras eran las que cambiaban de grupo familiar. El estudio del ADN del núcleo de las células ha revelado intercambios genéticos de Neandertales con nuestros antepasados y establecido parentescos con otra especie coetánea, los Denisovanos, además, también han encontrado genes que se relacionan con el lenguaje Los últimos estudios se están realizando en marcadores genéticos del cromosoma Y, que opuestamente a lo que ocurre con el ADN mitocondrial, solo se transmite por vía paterna, lo que permitirá desentrañar más datos sobre antiguos cruces entre las distintas especies que habitaban el planeta en la época y sus migraciones por Eurasia.

El hombre de Ötzi:

Esta momia encontrada en los Alpes italianos vivió durante el Neolítico. Aparte de estudiar el polen que contenía en su ropa, que ha permitido determinar algunos de los lugares por donde había pasado recientemente y la época del año en la que murió, la secuenciación del ADN ha permitido conocer detalles de su vida como que tenía grupo sanguíneo O+, ojos marrones, o incluso, que era intolerante a la lactosa y tenía problemas cardiovasculares. Gracias a estos análisis se ha podido determinar que pertenecía a algún pueblo del sur de Europa, probablemente Córcega o Cerdeña. Por otro lado, los estudios forenses han revelado su altura, peso, y que sufría de artritis, caries, parásitos intestinales y enfermedad de Lyme.

La chica de Egtved:

Los restos de esta chica de entre 16 y 18 años, que vivió aproximadamente hace 3400 años, se encontraron dentro de un ataúd de roble en un monumento funerario de la Edad del Bronce en Dinamarca. Gracias a la buena conservación de algunos restos, se han podido realizar análisis tanto genéticos como químicos que han permitido averiguar su origen. Tras unos análisis de isótopos del elemento estroncio, se especuló con que podría ser una mujer oriunda del actual sur de Alemania que podría haber ido a contraer matrimonio para reforzar alianzas entre tribus de diferentes lugares, sin embargo, estudios más recientes, teorizan con que nació en ese mismo lugar. Quizá algún día se pueda desvelar completamente su enigma.

Antiguo Egipto:

El estudio de las momias del antiguo Egipto y la gran preservación que conservan sus tejidos, ha desvelado que sufrían enfermedades que siguen preocupando en la actualidad como mieloma, cáncer de mama o aterosclerosis. Además, se han encontrado también microorganismos que causan enfermedades infecciosas como la viruela, la lepra o la malaria. En otros estudios a nivel proteico e histológico se han descubierto marcadores que indican déficits nutricionales que concuerdan con fuentes históricas que hablan de escasez y hambrunas.

Buenos ejemplos de unión de la antropología, la arqueología, la genética, la historia evolutiva y otras disciplinas como la lingüística y la demografía, son los estudios del genetista italiano Luca Cavalli-Sforza. Su libro Genes, pueblos y lenguas muestra la relación entre las migraciones humanas, el avance de las lenguas y cómo rastrear su huella genética a través de la historia. Otro ejemplo de esta visión multidisciplinar de la historia es el libro de Jared Diamond Armas, gérmenes y acero, donde especula con los motivos geográficos, climatológicos y biológicos (adaptaciones al entorno, patógenos del ecosistema, disponibilidad de especies domesticables para el trabajo, etc.) que hicieron que pueblos de unos determinados territorios alcanzaran un desarrollo tecnológico mayor que otros.

Otra disciplina diferente, pero que también comparte las mismas técnicas químicas y biológicas, es la arqueología forense. Esta puede ayudar a identificar víctimas de conflictos armados, catástrofes naturales o accidentes donde las víctimas no se pueden identificar a simple vista. Entre los muchos conflictos en los que se han utilizado estas técnicas para identificar los restos mortales de sus víctimas, están los torturados y desaparecidos de las dictaduras chilena y argentina, fosas comunes del genocidio camboyano, de la guerra de Vietnam, la Guerra Civil española, conflicto colombiano y las guerras de la antigua Yugoslavia.

 

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https://www.nytimes.com/es/2017/06/08/espanol/las-momias-revelan-secretos-sobre-las-enfermedades-modernas.html

https://www.agenciasinc.es/Noticias/Identifican-restos-oseos-exhumados-de-fosas-comunes-de-la-Guerra-Civil

 

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